Ese día el Pueblo se hacía protagonista. Se hacía visible. Entraba a la historia.
Tan fuerte y trascendental fue ese día que a través del tiempo lo evocamos como el Día de la Lealtad.
Pasaron casi 80 años. El mundo cambió. Pero hay valores que no cambiaron.
Como aquel 17 de octubre, el peronismo vino a rebelarse contra las injusticias, a no resignarse.
Ningún peronista es indiferente al dolor, al sufrimiento ajeno. Seguimos creyendo que nadie se salva solo.
Somos peronistas porque todavía seguimos soñando con la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo.
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